28 May La compra de Alaska
Alaska, el territorio que más tarde se convirtió en el estado número 49 de la Unión (faltaba Hawaii para ser 50), fue un territorio comprado a la Rusia de los zares. En aquel momento, su extensión era un cuarto de la de los Estados Unidos. Fue por lo tanto una ampliación a lo grande, vía talonario. No era la primera vez que se usaba la cartera para adquirir territorio, puesto que ya se había comprado a Francia la Louisiana (entre otros). Sin embargo, en este caso, se trataba de un territorio desligado del resto del país (Canadá está en medio), y con unas condiciones climáticas que lo presentaban como algo poco atractivo. La oposición a la compra en el Congreso fue dura y persistente.
Los rusos habían llegado a Alaska, principalmente, a través de las Aleutianas. El impulso ruso de colonización de Siberia siguió su curso, y pasó a Norteamérica una vez llegaron al extremo este de Asia. El principal atractivo no era la colonización del territorio, sino la explotación de la caza para conseguir pieles. Se mantuvieron principalmente en la costa, y con los cazadores y tramperos, llegó la iglesia ortodoxa. Las tribus indias fueron convertidas al cristianismo ortodoxo, y aún hoy en día se pueden observar las iglesias de esta fe cristiana en los pueblos mayoritariamente habitados por indígenas.
Ni los más optimistas pudieron imaginar lo barata que iba a resultar la compra de Alaska, gracias a las materias primas, empezando por el petroleo. Todo ello, sin olvidar la posición estratégica de Alaska frente a Rusia, muy importante durante la guerra fría.
+ Info: elordenmundial.com